Fantasías sobre la realidad y ocurrencias varias







miércoles, 22 de mayo de 2013

ECONOMIA SUBVERSIVA IX

Los números me han hablado desde que los conozco. Huelga decir que jamás he conseguido descifrar su mensaje, pero la fascinación por su lenguaje me ha perseguido siempre. Cuando los descubrí mi mente se abrió al pensamiento especulativo y al ensimismamiemto intelectual. Me recuerdo en la parada del autobús escolar completamente entregada a la tarea de imaginar secuencias y sin parar de asombrarme de los resultados, completamente feliz de tener a mano aquel entretenimiento tan conveniente para pasar los ratos muertos.
Más tarde vinieron, y por este orden, el trauma de la teoría de los conjuntos, la vuelta al enamoramiento con las series, el misterio de las derivadas y las integrales, el drama del cálculo matricial, la reconciliación con el cálculo infinitesimal, el retorno al paraíso con la estadística y por último el descubrimiento del desafío del tándem música-matemáticas.
Y al final ha pasado lo que tenía que pasar cuando se mezcla una imaginación con tendencia al disparate con la poca pericia matemática: que sale un artículo como el que estoy escribiendo ahora mismo.
Resulta que vengo observando desde hace unos meses los resultados del euromillón y los de las loterías francesas y se me ha metido en la sesera que esos resultados no concuerdan con las leyes de la estadística. La parte de mi cerebro que funciona en automático se empeña en ver patrones que, según ella, no deberían estar ahí. Y el clamor de ese puñado de neuronas es tan grande que no puedo ignorarlo por más tiempo y necesito buscarle una explicación, aunque sólo sea por ocupar ese espacio de mi disco duro en otros menesteres más productivos.
La explicación más plausible que he conseguido pergeñar sería la siguiente: las loterías están completamente informatizadas, luego, los organismos de loterías de los Estados conocen todas las combinaciones que se están jugando en cada sorteo antes de que éste se produzca, luego, también pueden conocer la combinación que minimiza el reparto de premios, sobre todo, de los premios gordos. ¿No sería de lo más tentador poder amañar los sorteos de forma que sea ésa y no otra la combinación que salga? Mi conclusión es que han conseguido hacerlo y por eso los resultados se dan de tortas con las leyes de la probabilidad.
Pero lo que más me satisface de mi peregrina teoría es el corolario que se sigue, el cual me lleva por fin a entender la perreta que le ha entrado a nuestro Gobierno de vender Loterías y Apuestas del Estado y lo complicado que está resultando. Y es que un negocio como ése sólo se hace cada dos mil años.

4 comentarios:

  1. Hola Espe: Lo que planteas no es nada descabellado. La realidad siempre ha superado a la ficción y la informática y los ordenadores en malas manos son un peligro de primer orden.

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    1. Gracias por el comentario, Sergio. Lo cierto es que la realidad le está poniendo las cosas muy difíciles a la imaginación y al disparate. Quién se habrá creído que es? A dónde vamos a parar? Ya vale, no?

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  2. Normalmente los sorteos se hacen ante notario. Me parece mucho más fácil dar un pucherazo que trampear con la lotería, aunque de los homínidos que gobiernan Europa no me sorprendería ya nada.

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  3. Yo ya he perdido la fe hasta en los fedatarios públicos.

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